Georges Simenon, por Bernard Alavoine

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Para finales de 1930, el novelista ya ha escrito varios casos del comisario Maigret, aunque Fayard no tiene ninguna prisa por editar la nueva colección: sigue pidiendo a Georges Sim más novelas populares, bastante peor pagadas... Simenon va, con todo, a empeñarse y a salirse con la suya: el 20 de febrero de 1931, tiene lugar el lanzamiento de Maigret. El novelista se convierte en profesional del marketing y organiza una velada a la que invita a la flor y nata de París. Es el famoso “Baile antropométrico”, que tiene lugar en una discoteca de Montparnasse, velada insólita puesto que los invitados acuden disfrazados de gangster o prostitutas. Al contrario del episodio de la jaula de cristal, esta actividad de promoción sí que tiene lugar, y al día siguiente, la prensa se hace eco del acontecimiento. Esta vez, es un éxito, y Maigret se vende muy bien las semanas siguientes al "Baile antropométrico". A partir de ahí, Fayard puede estar tranquilo en cuanto al futuro de su colección, y el cine se acapara de este nuevo filón. Jean Tarride lleva a la pantalla El perro amarillo un año después de su publicación, y Jean Renoir adapta la Noche de la encrucijada en 1932. Desgraciadamente y por distintas razones, estas películas no tienen éxito: después de una tercera experiencia (con El hombre de la “Torre Eiffel”), Simenon abandonará todo proyecto de adaptación durante varios años.

Mientras tanto la pareja decide instalarse en el campo, en una construcción del siglo XVI situada entre Nieul y Marsilly, cerca de La Rochelle. Simenon, nuevo gentleman-farmer, dispone de una oficina donde escribe sus novelas, Tigy instala un taller de pintura y Boule sigue fiel a su papel de cocinera. Sin embargo, este sosiego cansa a un hombre que no ha cumplido la treintena, pero que ansia descubrir mundo. Después del gran Norte, el novelista se siente atraído por África; la pareja se embarca rumbo a Egipto, viaja hasta Jartum, atraviesa África de este a oeste hasta llegar a la desembocadura del río Congo. El descubrimiento del continente africano concluirá con una clásica vuelta en barco por el oeste, viaje que servirá de inspiración para varias novelas "exóticas". El público recordará sobre todo una serie de artículos publicados en la revista Voilà bajo el título "La hora del negro": Simenon que se ha deshecho de una serie de prejuicios y de tópicos se presenta como el máximo defensor del anticolonialismo.

Después de la experiencia africana, el reportero se lanza en una nueva serie de artículos: esta vez se trata de explorar Europa... La primera etapa de Simenon transcurre por Alemania –estamos en 1933- enviará a su periódico una serie de reportajes que dejarán a la dirección de Voilà un tanto perpleja. El periodista no muestra una gran clarividencia, y sus análisis son considerados ambiguos, hasta el punto que la dirección del periódico, a veces, le censura. Sin embargo, consigue, como se dice hoy en día, una “primicia” al entrevistar a Trotski, exiliado en Prinkipo, una isla de Turquía. El año 1933, está marcado por el asunto Stavisky: éste interesa al reportero, que para este caso concreto tiene tendencia a tomarse por su personaje favorito. Simenon-Maigret investiga la muerte del estafador y la sospechosa muerte de Albert Prince, para el periódico Paris-Soir. Tal y como menciona Pierre Assouline, el novelista que juega a detective, demuestra ser un pobre aficionado al que engaña la gente del hampa y que publica artículos que no pueden ser tenidos en cuenta. Resumiendo, Simenon no sale engrandecido de esta etapa dedicada al periodismo de investigación.

Humillado por este fracaso, el novelista juzga que es hora de hacerse olvidar y, esta vez, quiere irse muy lejos. La vuelta al mundo le parece ideal, por lo que en el mes de diciembre de 1934, sale con destino a Nueva York, Panamá, las Galápagos, Tahití, Australia y el Mar Rojo... En cada una de las etapas aprovecha para enviar reportajes a varios periódicos como París-Soir, o Marianne, pero, sobre todo, se impregna de personajes, ambientes o paisajes: seis novelas se inspirarán directamente en esta experiencia exótica.

El año 1934 es para Simenon un nuevo escalón. Tras las ilusiones, viene la renuncia a un determinado tipo de periodismo que le atrae, es también la decisión de abandonar a Maigret. Tres o cuatro años antes, declaró que su “carta maestra”, es decir, Maigret, iba a ser sólo una etapa en su carrera literaria: en adelante, piensa que podrá prescindir del célebre comisario y abandona a su editor, Arthème Fayard.

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